Cuba y la covid-19: Pandemia, reforma económica y transición intergeneracional de liderazgo

AuthorArturo López-Levy y Daniel Rodríguez Suárez
Pages131-147
CUBA Y LA COVID-19: PANDEMIA,
REFORMA ECONÓMICA Y TRANSICIÓN
INTERGENERACIONAL DE LIDERAZGO
Arturo LÓPEZ-LEVY
Daniel RODRÍGUEZ SUÁREZ
RESUMEN: En este capítulo se analizan los efectos de la COVID-19 en
la economía política cubana. Desde 2011, Cuba inició procesos paralelos de
reforma económica, liberalización política y transición intergeneracional a
nivel de liderazgo. Los autores evalúan el efecto de la COVID-19 en tres di-
mensiones: el reto sanitario, el desafío político y la recuperación económi-
ca. El trabajo explica el éxito cubano frente a la pandemia. Un triunfo sus-
tentado en el desarrollo alcanzado en el área de la salud, en la capacidad
de articulación del liderazgo político con la comunidad médico-cientíca
y en la reserva de conanza social de que goza el sistema sanitario cubano
en contextos de crisis. El análisis concluye que el éxito en el enfrentamien-
to al reto sanitario amplía la zona de legitimidad para el nuevo liderazgo,
pero señala las dicultades de transferir las fortalezas de la respuesta sani-
taria al desafío económico.
Palabras clave: reforma económica, liberalización política, transición
intergeneracional, reto sanitario, nuevo liderazgo, legitimidad.
1. INTRODUCCIÓN: LA PANDEMIA COMO ACELERADOR
DE TENDENCIAS PRESENTES
Las crisis que modican la cotidianidad de forma abrupta, normalmen-
te, aparecen asociadas a desastres naturales. La pandemia de la COVID-19
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responde a ese tipo de crisis dramáticas que tensionan la sociedad, de-
mandan la acción inmediata de sus Estados y exigen la colaboración de la
ciudadanía.
En este tipo de episodios, Fidel Castro acostumbraba a colocarse en
primera línea haciendo uso de su liderazgo carismático. Tras la salida del
líder histórico de la jefatura del Estado, el modelo de «Fidel al timón» no
pudo reproducirse. Ya en enero de 2019, ante la tragedia del tornado que
azotó La Habana, ni siquiera un líder más joven y ágil como el presidente
Miguel Díaz-Canel Bermúdez pudo llenar las históricas botas.
Las respuestas más institucionales y persuasivas frente a la COVID-19
reejan aprendizajes de las élites del partido-estado, tanto en lo comunica-
cional como en la administración especíca del reto sanitario. En el marco
de la comunicación, el gobierno apostó por ofrecer información con agili-
dad, empujando a los márgenes el efecto antisistémico desplegado desde
las redes sociales por la agitación opositora. La crisis de la COVID-19 ha
sido la primera gran ocasión en la que la nueva generación de dirigentes
cubanos llevó el peso principal de la gestión.
La pandemia ha acelerado la transición intergeneracional en la toma
de decisiones, mostrando también una posición más técnica de la ges-
tiónde la crisis. El nuevo presidente y su primer ministro repiten el man-
tra «somos continuidad», pero están gobernando a su forma. Sin el caris-
ma de Fidel ni la marcialidad de Raúl, han apelado a su experiencia en las
instituciones del partido-estado, incluyendo su aceitado sistema de salud
primaria, la maquinaria estatal comunicacional y el control que ejercen
sobre las fuerzas armadas y de orden. El liderazgo compartido, bajo la
tutela de la dirección de Raúl Castro en el PCC (Partido Comunista de
Cuba) hasta 2021, aparece como una de las líneas menos inciertas para
institucionalizar la división funcional de responsabilidades y decisiones.
Se ha admitido una suerte de «división de funciones» (López-Levy y Nie-
derstrasser, 2018: 4), cuya existencia no implica una separación de poderes
al estilo democrático-liberal ni la fragmentación en facciones. Los nuevos
dirigentes, al contrario que los de la generación anterior, no cuentan con
la legitimidad histórica de haber llevado la revolución al poder. Su va-
loración dentro del pacto social depende de otros criterios, entre ellos la
preservación del orden, la seguridad nacional y, eventualmente, el manejo
de una posible recuperación económica. Esto les convierte en más vulne-
rables.
Más allá de algunos deterioros sectoriales, la salud pública, con acceso
universal y relativamente igualitario, sigue siendo uno de los baluartes de
la narrativa del régimen posrevolucionario. Esta pandemia puso a prue-
ba ese enunciado en una coyuntura crítica de transformación del modelo.
Desde 2011, cuando se celebró el VI Congreso del PCC, el país ha estado
inmerso en la puja por adoptar una economía mixta como meta derivada
de aquel cónclave de inauguración de la era Raúl Castro.
El VI y VII Congresos del PCC establecieron lineamientos de reformas
económicas, que, escoltadas por una liberalización política acompañante,

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