Consecuencias de la inmigración en el mercado laboral italiano

• Author: Alessandra VENTURINI,Claudia VILLOSIO
• Date: 01 March 2006
• Published date: 01 March 2006
• DOI: http://doi.org/10.1111/j.1564-913X.2006.tb00359.x

Revista Internacional del Trabajo,

vol. 125 (2006), núm. 1-2

Copyright © Organización Internacional del Trabajo 2006

Consecuencias de la inmigración

en el mercado laboral italiano

Alessandra VENTURINI

*

y Claudia VILLOSIO

**

urante el decenio de 1980, los países del sur de Europa, compren-

D

dida Italia, dejaron de ser países de emigración y se convirtieron

en países de inmigración. El número de residentes extranjeros en Italia

pasó de 300.000 en 1980 a 1,5 millones en 2000, año en el que llegó a cons-

tituir el 2,5 por ciento de la población del país (véase el gráfico 1). Este

porcentaje es pequeño si lo comparamos con el de los países del norte de

Europa, pero debemos señalar que el cambio fue rapidísimo y que casi

todos los migrantes llegaron de países ajenos a la Unión Europea, pues

éstos constituían el 85 por ciento de los residentes extranjeros en el año

2000. En el decenio de 1980 las mayores corrientes de inmigrantes proce-

dían de África y Asia (principalmente de Marruecos, Túnez y Filipinas),

y en el de 1990 se sumaron a ellos muchos trabajadores de los países de

Europa oriental, sobre todo de la ex Yugoslavia, Rumania y Albania.

Las primeras corrientes de trabajadores migrantes a Italia fueron in-

esperadas y se produjeron espontáneamente. La magnitud del fenómeno

obligó al Gobierno a promulgar la primera ley de amnistía en 1987 para

legalizar la presencia – imprevista – de una gran cantidad de trabajadores

migrantes. Esta ley fue modificada varias veces, y hasta ahora se han

aprobado otras cinco leyes adicionales

1

. Estas medidas legislativas condi-

cionan las cifras de permisos de residencia del gráfico 1, que se empinan

1

*

Departamento de Economía de la Universidad de Turín; dirección electrónica: alessandra.

venturini@unito.it. ** Laboratorio R. Revelli; dirección electrónica: c.villosio@repnet.it. El pre-

sente artículo es fruto de una investigación realizada con el sostén económico de la Comisión de Polí-

ticas de Integración de los Inmigrantes de la Presidencia del Consejo de Ministros de Italia y de la

Universidad de Padua. Las autoras desean agradecer la ayuda recibida de Vittorio Valli, Chiara

Monfardini, Giorgio Brunello, Stefano Fachin, Enrico Rettore, Ugo Colombino, Rolf Aaberge,

Steiner Strom y Paul O’Brian, así como los comentarios sobre una versión anterior del texto efectua-

dos por los participantes en la XV Conferencia de la Asociación Italiana de Economistas del Trabajo

(AIEL), en los seminarios del Centro Nazionale d’Informazione e Documentazione Europea

(CIDE) y en la conferencia anual de la European Society for Population Economics (ESPE).

1

Véanse análisis más pormenorizados de los aspectos institucionales, por ejemplo, en los

informes anuales de Cáritas Roma y en Zincone (2001), Strozza (2002) y Strozza y Venturini (2002).

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cada vez que fructifican plenamente los efectos de una legalización

2

. Las

mismas cifras indican también que alrededor del 75 por ciento de los tra-

bajadores migrantes que hoy día son legales fueron antes migrantes irre-

gulares que se acogieron a alguna de las medidas de legalización. Por lo

general, la condición para que lograran salir de la ilegalidad fue contar

con una oferta de trabajo explícita, pues el 65 por ciento de los permisos

de residencia se concedieron para trabajar

3

.

Tenemos información fidedigna, aunque insuficiente, acerca de los

trabajadores migrantes documentados; pero hemos tenido que basarnos

2

Hubo que prorrogar muchas veces la fecha de expiración de las amnistías y, por lo gene-

ral, sus consecuencias definitivas se sintieron dos años después.

3

La primera ley (1987-1988) se aplicó únicamente a las personas no europeas que tuvieran

empleo y a los extranjeros que buscaran trabajo; la segunda (1990) abarcó a todas las categorías

de extranjeros. La tercera estuvo circunscrita igualmente a los extranjeros con trabajo (el 83 por

ciento del total) y a sus familiares directos, lo mismo que las amnistías posteriores de 1998-1999 (el

77,8 por ciento del total) y de 2002. La última reforma de la ley (2003) fue todavía más restrictiva,

pues condicionó la concesión del permiso de residencia a que el inmigrante tuviera una oferta de

trabajo. En un trabajo anterior de una de las firmantes se estudia la competencia que ejercen los

extranjeros que ocupan empleos no declarados (Venturini, 1999).

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200

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1978 1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000

Años

Permisos de residencia

Permisos de residencia Permisos de residencia (números revisados)

Gráfico 1. Permisos de residencia concedidos (en miles)

Fuente: Cifras de los permisos de residencia expedidos por el Ministerio del Interior, revisadas por el Instituto

Nacional de Estadística (ISTAT) con los datos del Censo de 1990 para restar los permisos expirados.

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en encuestas para extraer los datos sobre la inmigración irregular. Por la

velocidad a la que cambia la situación, las cifras se quedan rápidamente

anticuadas. Incluso las estimaciones de la cantidad de trabajadores mi-

grantes indocumentados existente en el país en un momento dado arro-

jan cifras muy diferentes

4

, desde 200.000 a 500.000, que varían también

según las nuevas amnistías concedidas. Por todo ello nuestro análisis se

referirá únicamente a los trabajadores migrantes documentados, autori-

zados (los extranjeros titulares de un permiso de residencia).

El cuadro 1 resume las características de estos trabajadores extran-

jeros: son primordialmente jóvenes, no cualificados – o, mejor dicho, se

los contrata para realizar trabajos no cualificados – y trabajan sobre todo

en la industria y en el sector servicios, la gran mayoría de ellos en el norte

de Italia. Otros lo hacen en el servicio doméstico y, los menos, en la

agricultura.

El debate en torno a la repercusión de los trabajadores migrantes en

el mercado laboral ha sido muy acalorado, pues los trabajadores italianos

temen la competencia de los migrantes pero, a la vez, hay una gran de-

manda de mano de obra que no cubren los primeros. Ahora bien, el pro-

blema de la posible competencia se ha planteado hace relativamente po-

co, no sólo porque el debate público giraba en torno a las reglas de

entrada al país y a la presencia de trabajadores migrantes irregulares, sino

porque no había datos para estudiar el asunto. En 1999, las firmantes es-

tudiamos un conjunto de datos del archivo de la seguridad social sobre la

población activa extranjera (Venturini y Villosio, 1999) con el fin de ana-

lizar las consecuencias de la inmigración en el mercado de trabajo italia-

no. Las averiguaciones consiguientes revelaron que la llegada de trabaja-

dores extranjeros aumentaba los salarios de los trabajadores manuales

nativos (es decir, tenía un efecto de complementariedad), sobre todo en

las empresas pequeñas y en el norte del país (Gavosto, Venturini y Villo-

sio, 1999). Era un resultado que cabía esperar, y ello por dos motivos prin-

cipales: porque los migrantes están empleados en zonas en auge, donde la

demanda de mano de obra no está totalmente satisfecha

5

y es improba-

ble que haya competencia entre italianos y extranjeros y, en segundo lu-

gar, debido a que, como en Italia los sindicatos son fuertes y las negocia-

ciones están centralizadas, los salarios no son muy sensibles a los cambios

de la oferta y de la demanda de trabajo, por lo cual los ajustes suelen

producirse en el volumen de empleo. Confirman estas conclusiones otros

4

En Strozza (2004) puede verse una reseña de los diferentes cálculos de la población ilegal.

5

Los inmigrantes encuentran trabajo en zonas en las que hay un exceso de demanda de

mano de obra, en concreto en empresas que desean aumentar la producción pero que no tienen

suficientes trabajadores manuales para hacerlo; así pues, los inmigrantes dan lugar a un aumento

del empleo de nativos y de los salarios de éstos, que, ante la llegada de aquéllos, pueden pasar a

desempeñar tareas mejor remuneradas y más cualificadas.