La IV cumbre unión Europea-América Latina-Caribe (Viena, 12-13 mayo de 2006). ¿Hacia la consolidación de la asociación estratégica birregional?

AuthorAntonio Blanc Altemir
Pages586-593

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La Unión Europea viene manteniendo y desarrollando vínculos en los diferentes ámbitos comerciales y de cooperación con América Latina y el Caribe (ALC) desde la década de 1960. Hasta la adhesión de España y Portugal en 1986, la intensidad de tales relaciones era muy escasa pues prácticamente ALC no existía en la agenda comunitaria, salvo la cooperación con los países del Caribe en el marco de los Convenios de Lomé. A partir de ese momento, América Latina ha ido cobrando un mayor peso en la política comercial y exterior de la Unión Europea, siendo, sin lugar a dudas España la principal impulsora de esa nueva orientación que ha tenido, hasta el momento, una serie de hitos principales como el Acuerdo de Asociación con México en 1997, el Acuerdo de Asociación con Chile en 2002, y las cuatro ediciones de la Cumbre UE-ALC destinadas a la creación de una asociación estratégica birregional.

El objetivo de crear una asociación estratégica birregional, lanzado en Río de Janeiro en 1999 durante la Primera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la UE-ALC, implica desarrollar una estrecha relación en los ámbitos político, económico y cultural, dado el hecho de que ambas regiones comparten valores comunes, como el compromiso con los derechos humanos y libertades fundamentales, la democracia y el multilateralismo. Las referencias en el ámbito de la historia y la cultura, igualmente compartidas en buena medida por la UE y ALC, permiten a ambas regiones partir de una posición privilegiada para multiplicar su capacidad de acción y de relación a todos los niveles. La adopción de sistemas democráticos por la mayoría de los países de ALC, así como de ambiciosas reformas económicas y sociales, han dado una mayor presencia a la región en la esfera internacional. En efecto, su enorme potencial de desarrollo (cfr. América Latina y el Caribe: proyecciones 2006-2007. Naciones Unidas, CEPAL. Santiago de Chile, 2006), la riqueza de la región en materias primas y el lugar cada vez más importante que América Latina ocupa en el abastecimiento de productos agrícolas de la UE, constituyen razones más que suficientes para reforzar la asociación birregional.

No obstante, conviene señalar que junto a una cierta parálisis que afecta a la UE, tras el resultado de los referenda francés y holandés sobre el proyecto de Constitución europea, la asimilación de la última ampliación o las relaciones de vecindad, existen igualmente una serie de factores que desestabilizan a la región latinoamericana, en particular desde unos meses antes de celebrarse la IV Cumbre UE-ALC en Viena durante los días 12 y 13 de mayo de 2006. En efecto, a las serias y simultáneas crisis que afectan a la estabilidad e incluso a la viabilidad futura de los dos principales bloques de integración en la región, Mercosur y Comunidad Andina de Naciones (CAN), se han añadido las turbulencias desatadas por el anuncio de la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, y todo ello con la perspectiva de las próximas convocatorias electorales en Perú, México, Ecuador y Nicaragua (el caso de Colombia era diferente por el triunfo prácticamente seguro de Álvaro Uribe), que medirán las posibilidades de expansión del neopopulismo indigenista inspirado por el presidente venezolano Hugo Chávez.

Ante otros factores más endémicos, pero no por ello menos proclives a generar inestabilidad, como son la desigualdad social, la pobreza y la exclusión, que determinan que, según la CEPAL, el número de personas que en 2003 vivían en condiciones de pobreza en América Latina alcanzó al 44,4 por 100 de la población, lo que aleja irremediablemente a la región de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (cfr.: Machinea, J. L.; Bárcena, A; y León, A. (Coords.): Objetivos de Desarrollo del Milenio: una mirada desde América Latina y el Caribe, Naciones Unidas, CEPAL Santiago de Chile, 2005), la UE está en condiciones de contribuir al fortalecimiento de la estabilidad, la seguridad y el desarrollo sostenible de América Latina. Sin lugar a dudas, la UE tendrá ocasión de demostrar no tan sólo su capacidad, suficientemen- Page 587te contrastada, sino también su disponibilidad para asignar recursos importantes a la región latinoamericana en las Perspectivas Financieras 2007-2013, en la recta final de las negociaciones del Acuerdo de Asociación con el Mercosur y en las relativas a los futuros Acuerdos de Asociación con la CAN, América Central y con los países del Caribe. En todas ellas la UE puede actuar con generosidad, en particular en el tema de los subsidios a la agricultura, ofreciendo un modelo alternativo -basado no sólo en la lógica estrictamente comercial- al norteamericano, que con el lanzamiento de la iniciativa del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), pretende imponer su hegemonía en lo que considera su patio trasero.

Ante las resistencias de Argentina y sobre todo de Brasil, Estados Unidos ha cambiado la estrategia multilateral por la bilateral, a través de la firma de tratados de libre comercio con Colombia y Perú (con Ecuador y después de dos años de negociaciones, éstas han sido recientemente suspendidas por Estados Unidos tras rescindir el Gobierno ecuatoriano el contrato de explotación que permitía a la petrolera norteamericana Occidental Petroleum -Oxy-, operar en dicho país andino). Tampoco hay que olvidar la presencia, cada vez más activa, de China en la región, como lo demuestra el hecho de que el volumen global del comercio entre América Latina y China está aumentando vertiginosamente en los últimos años, siendo un caso especialmente significativo, aunque no único, el de Brasil.

No obstante, la UE sigue siendo el principal socio comercial de muchos países de la región latinoamericana, en particular de los países miembros del Mercosur, la primera fuente de cooperación y el primer inversor. A pesar de ello, conviene señalar que aunque los flujos comerciales absolutos entre ambas regiones han aumentado significativamente en los últimos quince años, en particular a principios de la década de los noventa, se observa una cierta desaceleración en los primeros años de la década presente. En cualquier caso, las relaciones comerciales entre ambas regiones presentan una profunda asimetría pues mientras la cuota de mercado de América Latina en el comercio total de la UE se encuentra en torno al 5 por 100, la UE es, como advertimos, el principal socio comercial de numerosos países de la región. En cuanto a las inversiones, y aunque la UE continúa siendo el primer inversor en América Latina, con un volumen acumulado de inversión extranjera directa (IED) de 90.000 millones de euros en 2003, el nivel ha descendido de forma muy significativa con respecto a los primeros años de la década de los noventa y de la actual [Cfr. Comisión Europea: Una asociación reforzada entre la Unión Europea y América Latina. Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo. Doc. COM (2005) 636 final, pág. 7].

Sin embargo, siendo muy importantes las relaciones económicas y comerciales, el modelo comunitario de...

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