Calidad del empleo en América Latina. Teoría y datos empíricos

Date01 June 2015
DOIhttp://doi.org/10.1111/j.1564-9148.2015.00248.x
AuthorJürgen WELLER,Joseph RAMOS,Kirsten SEHNBRUCH
Published date01 June 2015
Revista Internacional del Trabajo, vol. 134 (2015), núm. 2
Derechos reservados © Los autores, 2015
Compilación de la revista y traducción del artículo al español © Organización Internacional del Trabajo, 2015
* Profesor del Departamento de Economía de la Facultad de Economía y Empresa de la
Universidad de Chile; dirección electrónica: jramos@uchile.cl. ** Directora del Centre for New
Development Thinking e investigadora del Centro de Estudios de Conicto y Cohesión Social,
ambos del Departamento de Economía de la Universidad de Chile, y profesora asociada del Ins-
tituto de Políticas Públicas de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad Diego Por-
tales; dirección electrónica: ksehnbruch@gmail.com. *** Coordinador de la Unidad de Estudios
de la Dinámica y Coyuntura del Empleo, División de Desarrollo Económico de la Comisión Eco-
nómica para América Latina y el Caribe (CEPAL); dirección electrónica: jurgen.weller@cepal.org.
La responsabilidad de las opiniones expresadas en los artículos solo incumbe a sus autores,
y su publicación en la Revista Internacional del Trabajo no signica que la OIT las suscriba.
Calidad del empleo en América Latina.
Teoría y datos empíricos
Joseph RAMOS*, Kirsten SEHNBRUCH** y Jürgen WELLER***
Resumen. Los estudios sobre desarrollo dedicados al empleo en América Latina
se han centrado en la cantidad de empleos y en la productividad, pero dada la per-
sistencia de grandes bolsas de empleo informal y precario, los autores mantienen
que es necesario considerar la situación laboral y contractual dentro de la calidad
del empleo. Sobre la base de datos empíricos de las últimas décadas, concluyen
que casi todas las dimensiones de este concepto, incluida la protección social, de-
penden de la rma de un contrato. Esta conclusión les lleva a defender políticas
que estabilicen el empleo formal y garanticen una nanciación adecuada de la
protección social.
Desde la década de 1950 hasta la de 1990 los estudios sobre empleo en
América Latina abordaron dos temas recurrentes. En primer lugar, la
región se veía como inundada por la sobreabundancia de trabajadores, lo cual
no se traducía tanto en un desempleo abierto como en grandes proporciones
de empleo informal e ínmamente productivo. En segundo lugar, la calidad del
empleo se entendía tradicionalmente como sinónimo de «empleo productivo».
Por consiguiente, se creía que el reto de desarrollo de la región era que los
trabajadores poco productivos llegaran a serlo. Como cabe imaginar, la indus-
trialización se consideró inicialmente como la clave para resolver el problema.
Así pues, la calidad del empleo no se concebía en términos de «trabajo
decente», como lo hace el análisis actual (es decir, empleos con contrato for-
mal, vacaciones y horas extraordinarias pagadas, indemnización por despido,
prestaciones de salud y seguridad social, sindicación y negociación colectiva
y buenas oportunidades de formación). Más bien se entendía sobre todo en
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función de las calicaciones que los puestos exigían y los salarios y niveles de
productividad asociados. Se daba por sentado, tácitamente, que si la producti-
vidad aumentaba, los salarios también lo harían y las condiciones de trabajo
mejorarían. En resumen, si la demanda de trabajo crecía más que la oferta, se
reduciría la cantidad de mano de obra disponible y ello conduciría a un au-
mento de los salarios y a una mejora de las condiciones de trabajo.
Tras la crisis de la deuda que sufrió el continente en los años ochenta, la
nueva corriente neoliberal que exhortaba a la desreglamentación de los mer-
cados de trabajo también partió de este supuesto: si los mercados se desregla-
mentaban, los empleadores serían más proclives a crear empleo, lo que a su
vez reduciría las tasas de desempleo y subempleo, provocando un superávit
de la demanda y empujando al alza los salarios. Aunque esta literatura prác-
ticamente ignora las condiciones de trabajo, como los diferentes tipos de con-
trato, la estabilidad laboral o las cotizaciones a la seguridad social, de nuevo se
daba por hecho que mejorarían como consecuencia del excedente de puestos
de trabajo provocado por la desreglamentación, sobre todo en el sector infor-
mal, que, según se creía, evolucionaría hacia la formalización.
Así pues, tanto la corriente teórica heterodoxa como la neoliberal se
han inclinado por asumir que el excedente de demanda de trabajo y unos sa-
larios más altos podrían tomarse como indicios de unas mejores condiciones
de trabajo. Se trata de una hipótesis osada, que por supuesto ha de vericarse
empíricamente. Y eso es lo que ha hecho la investigación actual sobre cali-
dad del empleo.
Tras revisar los estudios teóricos previos sobre el empleo en América
Latina, este artículo analiza los datos empíricos sobre la región y concluye
presentando las aportaciones de nuestra investigación para la elaboración de
políticas de empleo en el continente.
La calidad del empleo en la literatura sobre desarrollo
en América Latina
La gran esperanza de la industrialización
En un documento histórico de mayo de 1950, Raúl Prebisch defendió con
ardor, en el seno de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL) de las Naciones Unidas, un programa de industrialización del conti-
nente. Ello no se veía como un n en sí mismo, sino como el medio principal a
disposición de esos países de obtener una parte de los benecios del progreso
técnico y de elevar gradualmente el nivel de vida de la población (Naciones
Unidas, 1950, pág. 2). La argumentación aunaba teoría y empirismo. Prebisch
apoyaba su tesis en el deterioro secular de las relaciones de intercambio de la
región. Entre 1870 y 1950 el precio de los productos básicos, que constituían
las principales exportaciones latinoamericanas, había caído en alrededor de
un 50 por ciento en relación con el precio de las manufacturas, que eran las
principales importaciones. La hipótesis explicativa de Prebisch es elegante y

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