Entrevista: Jean-Robert Cadet, fundador y miembro de la Restavec Children Foundation

Jean-Robert Cadet, nacido en Haití, fundó la RCF en 2000 después de pasar su propia infancia como restavec o niño esclavo en este país caribeño. Con ocasión de un reciente acto celebrado en la OIT en Ginebra, relató su conmovedora historia. Taina Evans, escritora que trabaja por cuenta propia, le entrevistó para Trabajo.

La huida de Cadet de la servidumbre comenzó cuando su amo se trasladó a Estados Unidos y se vio obligado a enviarle a la escuela. La primera vez que durmió en una cama fue a los 18 años de edad, cuando se alistó en el ejercito de Estados Unidos. Más tarde culminó una licenciatura en estudios internacionales en la Universidad de SouthFlorida y obtuvo el título de magíster en Historia de Estados Unidos en la Universidad de Cincinnati, Ohio, donde ejerce actualmente como profesor. Su meta en la vida es evitar que otros niños deban sufrir condiciones de servidumbre en el trabajo doméstico. En el contexto de los preparativos para el 200º aniversario de la independencia de Haití el 1 de enero de 2004, Cadet renueva su llamamiento al gobierno Haitiano para poner fin a esta forma de explotación.

Trabajo: Sr. Cadet, ¿qué es exactamente un restavec?

J-R. Cadet: en francés, restavec alude literalmente al niño que 'se queda con' alguien que no es un familiar inmediato. Sin embargo, en realidad, un restavec no es ningún huésped: se trata de un esclavo desde todo punto de vista, salvo por su denominación. Los restavecs son hijos de familias pobres que son adoptados por otras más favorecidas, habitualmente bajo la promesa de que el niño asistirá a la escuela y disfrutará de más oportunidades que las que le pueden ofrecer sus padres. En cambio, el niño se convierte en esclavo, privado de cuidados, cariño, hermanos y todo tipo de escolarización o asistencia médica, obligado a afrontar largas jornadas de trabajo sin retribución y a vivir en condiciones terribles. Y todo esto bajo constantes amenazas físicas y verbales.

Trabajo: ¿cuántos niños viven como restavecs en Haití?

J-R. Cadet: en Haití viven unos 300.000 restavecs, aunque hay algunos niños que son llevados al extranjero por sus amos, como me sucedió a mí. Sólo después de que mi amo me trajera a Estados Unidos conseguí ser libre.

Trabajo: ¿qué esperan los amos de sus restavecs?

J-R. Cadet: los restavecs son esclavos. Como tales, se espera de ellos que lleven a cabo todo tipo de tareas que sus amos les ordenen, independientemente de lo degradantes, peligrosas o sucias que puedan resultar. No se les percibe como seres humanos, ni siquiera se les considera realmente Haitianos; es como si procedieran de otro país. Tampoco se les percibe como niños. No hay necesidad de aprender su nombre, ni de vestirle, ni siquiera de tratarle como a un ser humano. Puede torturarle hasta la muerte y arrojar su cuerpo a la basura: nadie, ni la ley, ni la administración ni ninguna persona se cuestionará lo sucedido. Los mismos látigos que se vendían en el siglo XVIII para tratar a los esclavos pueden encontrarse actualmente en las calles de Port-au-Princepara castigar a los niños restavec.

Trabajo: ¿a qué clase social pertenecen los restavecs? ¿constituyen un símbolo de estatus?

J-R. Cadet: los restavecs se consideran un signo de la posición social, sobre todo entre las clases desfavorecidas en las ciudades. Las personas demasiado pobres para disponer de servicio doméstico pueden recurrir en cambio al medio rural, del que proceden la mayoría de los restavec, y adoptar un niño para que lleve a cabo todas sus tareas domésticas en la ciudad. Para otras personas más favorecidas, no representan un símbolo de estatus; tan sólo mano de obra útil y barata.

Trabajo: ¿qué les sucede a los restavec cuando se hacen mayores?

J-R. Cadet: cuando crecen, suelen ser abandonados en la calle. Muchas niñas sufren abusos sexuales, y a menudo se las expulsa de la casa familiar después de quedar embarazadas, aunque en ocasiones se quedan y sus hijos se convierten en una segunda generación de restavecs. Una vez en la calle, sin educación, familia ni esperanza, acaban en el mundo de la prostitución y la delincuencia.

Trabajo: ¿qué es lo peor a lo que se enfrenta un niño al convertirse en restavec?

J-R. Cadet: la peor forma de abuso a la que se enfrentan es la exclusión. Deben poner la mesa para comidas que no pueden compartir, ir a buscar agua para los demás, se les niega la atención médica, se les prohíbe hablar salvo que se les dirija la palabra, y deben permanecer al alcance de la voz de sus amos. Sus tareas son interminables. En ocasiones se les presta a otras familias, siete días a la semana, y por supuesto sin remuneración. A menudo se les excluye de todas las actividades de la familia, incluida la asistencia a la iglesia. Y puesto que suelen ser privados de sus familias naturales a muy temprana edad, se les impide incluso tener recuerdos de una época en la que disfrutaron de una verdadera infancia. Cuando un niño se convierte en Restavec, deja de ser un niño.

La autobiografía de Cadet 'Restavec: From Haitían Slave Child to Middle-Class American' se encuentra publicada en inglés (University of Texas Press, 1998) y francés ('Restavec: Enfant esclave en Haití', Editions du Seuil, París 2001). Ha pronunciado discursos ante el Senado de Estados Unidos (septiembre de 2000) y las sedes de Naciones Unidas en Nueva York y Ginebra, y ha producido un documental junto con la CNN titulado 'Nobody's Children' exhibido en todo el mundo.

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