¿Adicción al trabajo o dobles jornadas?
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BEIRUT - "Salgo de casa en torno a las 8 de la mañana para acudir a mi puesto de trabajo, y salgo a eso de las 3.30 de la tarde", relata Nadia, de 35 años de edad. "En primer lugar, voy a casa de mi padre, que vive cerca. Soy su pariente más próximo y la de mayor disponibilidad de los tres hermanos. Cada día, me aseguro de que ha comido y ha tomado sus medicamentos, porque tiene diabetes. Limpio la casa. Si ha recibido la visita de amigos, les preparo café. Para nosotros lo normal es que vaya a visitarle todos los días. Qué ganas tengo de que encuentre una nueva esposa que se ocupe de cuidarle.
"Cuando llego a casa a las 5 en punto, mis hijos ya están allí. El de 17 años recoge a su hermano de 6 en el colegio todos los días. Cuando llego a casa, anuncio en voz alta: "ya estoy aquí". Si quieren verme, vienen. Suelo pasar de dos a tres horas preparando comidas y limpiando la casa. En ocasiones, recibo a vecinos y amigos, pero sin dejar de trabajar. Mi marido no es ninguna ayuda en esta situación".
En otras regiones del mundo, existe un reconocimiento creciente del hecho de que la igualdad en el empleo exige el reparto de responsabilidades familiares. La Organización de Empleadores de Filipinas (ECOP) señala, por ejemplo, que "la división de las tareas en el hogar avanza en el caso de los matrimonios jóvenes". De acuerdo con la ECOP, "los empleados no pueden olvidarse por completo de los problemas familiares mientras trabajan. Por tanto, si las cuestiones relativas a la relación entre la familia y la vida laboral no se consideran seriamente, pueden generar problemas en el lugar de trabajo que afecten al rendimiento profesional".
Una compañía de seguros de los Estados Unidos comprobó la realidad de tales afirmaciones al llevar a cabo un análisis de las necesidades laborales y familiares. De un total de 7.800 empleados, el 60% pertenecía a familias en las que ambos miembros de la pareja siguen carreras profesionales, el 50% tenía responsabilidades relativas al cuidado de sus hijos o de personas dependientes de edad avanzada, y un 20% preveía que deberían asumir tales responsabilidades en el plazo de tres años. Por otro lado, más del 30% de los empleados que dejaban la empresa pensaban que la decisión les ayudaría a equilibrar sus responsabilidades laborales y familiares. El estudio exponía motivos de preocupación acerca de la capacidad de la empresa para atraer y mantener personal, y de los costes asociados a esta situación. Se determinó que existen argumentos que justifican, desde un punto de vista empresarial, la adopción de una política favorable a la familia, que incluya programas de reparto de tareas y trabajo a distancia, mejor adaptados a las necesidades de los empleados.
En cualquier caso, la cultura del lugar de trabajo y las expectativas respecto al trabajador ideal que antepone las preocupaciones laborales y profesionales a su implicación en los asuntos familiares contribuyen a desanimar a los hombres a aprovechar los numerosos y crecientes derechos que existen a este respecto. Con todo, los hombres comienzan también a decir lo que piensan sobre estas cuestiones.
El Los Angeles Department of Water and Power (DWP) es la mayor empresa pública de suministros de los Estados Unidos, y un lugar de trabajo dominado mayoritariamente por los varones (76%). En el decenio de 1980, una encuesta realizada en el lugar de trabajo arrojó dos resultados relevantes:
* los empleados tenían importantes necesidades relacionadas con el cuidado de los hijos;
* muchos de los empleados varones de DWP consideraban un agravio que se les hubiera excluido del estudio, porque ellos también tenían problemas relacionados con el cuidado de los hijos.
El departamento ofrece ahora un completo conjunto de servicios de adecuación de la vida laboral y familiar que también aborda las necesidades de su personal masculino.
En España, Hewlett-Packard (HP) cuenta con un exhaustivo Programa de Armonización de la Vida Laboral y Familiar, concebido por la empresa como un elemento esencial para obtener ventajas competitivas, Page 25 que comprende cursos de gestión del tiempo, un programa sobre adicción al trabajo, para que los empleados que trabajan más horas de lo establecido reorganicen sus horarios, y prácticas de trabajo a distancia que benefician casi a la mitad de la plantilla.
Hace tiempo que el Departamento de Relaciones Laborales de Australia se convenció del valor de las políticas favorables a la familia: "un lugar de trabajo favorable a la familia es aquél en el que los empleados sienten que se les ayuda a atender tanto sus compromisos laborales, como sus responsabilidades familiares, y en el que el empleador acepta que estas últimas repercuten en las vidas laborales de los empleados y está dispuesto a tenerlas en cuenta siempre que resulte posible".
La división del trabajo en función del género, según la cual la responsabilidad fundamental de mantener la casa y la familia recae sobre las mujeres, constituye un importante determinante en la desigualdad de género y entre las mujeres. El conflicto entre estas responsabilidades familiares y las exigencias del trabajo contribuye de forma significativa a la situación de desventaja de la mujer en el mercado de trabajo y a la lentitud del avance hacia la igualdad de oportunidades y de trato para los hombres y las mujeres en el empleo. Mientras las mujeres se ven obligadas a aceptar, o deciden aceptar, un trabajo mal remunerado, inseguro, a tiempo parcial, realizado desde el domicilio o informal para poder combinar sus responsabilidades familiares con el trabajo remunerado, las dificultades para conciliar las exigencias del trabajo y la familia contribuyen a la desventaja de los varones en la familia, y limitan su capacidad para participar en los asuntos del hogar. Un programa de trabajo que no tiene en cuenta las responsabilidades familiares de los trabajadores puede provocar discriminación indirecta, pues obliga a éstos a "rendir menos" en cuanto a su participación en las actividades en el lugar de trabajo, en perjuicio posiblemente de sus perspectivas de desarrollo profesional.
En un creciente número de países, la cuestión de armonizar los compromisos familiares y los laborales de hombres y mujeres ha pasado a ser un importante tema de política laboral y social. Sin embargo, no todas las medidas en la materia promueven la igualdad. Tal como se indica en un reciente Informe de la OIT: "se corre el riesgo de que las políticas conciliadoras de trabajo y familia, al estar tan frecuentemente dirigidas explícita o implícitamente a las mujeres, terminen por reforzar la imagen de estas últimas como "asalariados de segunda fila" y por incrementar la doble carga de las mujeres trabajadoras".
La flexibilidad en las condiciones de trabajo y en la seguridad social debe promoverse mediante:
* la reducción progresiva de la jornada de trabajo y el número de horas extraordinarias;
* la adopción de disposiciones más flexibles sobre los horarios de trabajo, los períodos de descanso y las vacaciones;
* la consideración del lugar de empleo del cónyuge y de las posibilidades educativas para los hijos, en los casos de traslado de una localidad a otra;
* la reglamentación y supervisión de las cláusulas y condiciones de empleo de los trabajadores a tiempo parcial, de los temporeros y de los trabajadores a domicilio; todas las condiciones de empleo, incluidas las referentes a la seguridad social, deben ser equivalentes a las de los trabajadores a tiempo completo y permanentes;
* el reconocimiento de las responsabilidades familiares como una razón válida para rechazar una oferta de empleo (con el fin de evitar la pérdida o la suspensión de las prestaciones de desempleo).
Campaña "La igualdad de género en el corazón del trabajo decente, 2008-2009", en www.ilo.org/gender.