La globalización según los sindicatos. Con un 'sindicato de sindicatos', los trabajadores tratan de representar un papel global.

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BERLÍN - Durante años, la prensa económica se ha abastecido de las noticias de fusiones y adquisiciones de empresas características de la nueva etapa transfronteriza de crecimiento del capitalismo. Ya no se trata siempre del caso del grande que se come al chico, como ocurría en la fase anterior. Con frecuencia, la amalgama se produce entre socios de poderío similar que, ante la rigurosa competencia mundial, deciden olvidar su independencia y continuar avanzando unidos en forma de "jugador mundial".

En el pasado, los fenómenos similares ocurridos entre sindicatos no solían atraer mayor atención, sobre todo debido a su, por lo común, modesta magnitud. No puede decirse lo mismo de la fusión gigantesca que tuvo lugar en marzo de 2001, cuando cinco centrales sindicales alemanas independientes -funcionarios públicos, transportes y comunicaciones (OeTV), el sindicato alemán de trabajadores administrativos (DAG), el sindicato del comercio, la banca y los seguros (HBV), el sindicato postal (DPG) y el sindicato del personal de medios- se unieron para formar el Vereinigte Diemstlesistungsgewekschaft (Unión de Centrales Sindicales de Servicios), conocido por el acrónimo VERDI.

Un instrumento de captación de afiliados

El principal objetivo de VERDI, el nuevo gigante sindical, es atraer nuevos afiliados del cada vez más numeroso sector servicios, con el fin de compensar la pérdida de afiliados sufrida en años recientes. La afiliación total de los sindicatos que han participado en la fusión -3,43 millones en 1996- era en 2000 de sólo 2,99 millones.

El hecho de que VERDI, con sus casi tres millones de afiliados sea ahora el mayor sindicato del mundo no debe ocultar que antes de 2001 ya se habían producido en Alemania otras fusiones entre sindicatos. Aunque esto ha supuesto un descenso del número de miembros de la Liga Alemana de Centrales Sindicales, también ha determinado un aumento considerable de la afiliación y la eficacia de las centrales fusionadas, a pesar de que el número total de afiliados es en Alemania menor ahora que hace cinco años.

Así, IG Construcción-Piedra-Tierra, IG Minería e IG Química ya se habían unido, mientras que las centrales "menores", TG Madera y TG Textil, había sido absorbidas por IG Metal. Además, se han dado casos de cooperación centrada en proyectos entre varios sindicatos independientes (por ejemplo, en relación con la captación de afiliados en el sector de la tecnología de la información).

Estos fenómenos de fusión y concentración que se han producido en las organizaciones de trabajadores en el curso de los diez o quince últimos años son, no obstante, los últimos eslabones de una larga cadena de fusiones que se remonta hasta la segunda mitad del siglo XIX, la edad de oro del capitalismo industrial. En aquella época, su objeto era poner fin a la fragmentación de los sindicatos, terminar con el sistema basado en oficios que descendía directamente de la época de los gremios anterior a la revolución industrial, un proceso laborioso, aunque a la larga triunfante, de adaptación de la representación de los intereses de los trabajadores a las nuevas formas económicas.

Una comparación internacional revela que el proceso de fusión y concentración ha adoptado diferentes formas en diferentes países. El "factor gremial" no ha sido el único problema; hay también diferencias políticas, ideológicas y religiosas que han dificultado la fusión, tanto a escala nacional como internacional.

Otra dificultad es la diferenciación social entre trabajadores manuales y no manuales. Con frecuencia, éstos han preferido constituir asociaciones profesionales propias, algunas de las cuales (la asociación de funcionarios, varias asociaciones de periodistas, la "Liga Hartmann" de profesionales de la medicina, la liga de magistrados, la unión de maquinistas de ferrocarril, etc.) todavía existen; en Alemania, esto es un resto del pasado.

El papel precursor de Alemania

¿Por qué es Alemania un país líder en el terreno de la organización sindical?. La respuesta está en la destrucción de los sindicatos que tuvo lugar antes de la II guerra mundial. Después del rendimiento sin condiciones de Alemania en mayo de 1945, se creó el margen de maniobra -estrecho al principio, pero poco a poco cada vez más amplio- necesario para la reconstrucción completa de unas centrales sindicales independientes de las convicciones religiosas y políticas, de los empleadores y del gobierno y basadas en el principio de una central por sector económico.

Esto contrastaba con lo que ocurría en otros países, en los que las organizaciones de trabajadores basadas en la ideología o en el estatus profesional o corporativo no constituyen en absoluto un fenómeno marginal, hasta el extremo de que en algunos sigue siendo la norma. El movimiento sindical griego, por ejemplo, es todavía el más fragmentado y está formado por más de un centenar de organizaciones distintas. Sólo unas pocas son económicamente independientes y, por tanto, capaces de llevar a cabo una huelga, pues el resto están financiadas por la administración pública o por los empleadores.

Por supuesto, no siempre interesa a los empleadores -ni a los gobiernos- que los sindicatos se hagan más fuertes como resultado de las fusiones. En muchas de las antiguas colonias del Imperio Británico todavía subsiste un "Registro de centrales sindicales" responsable de autorizar sindicatos y de delimitar sus actividades.

Aunque las comparaciones internacionales revelan que en Alemania las fusiones entre centrales están más avanzadas que en ningún otro lugar, se observan tendencias similares en casi todos los países. En Escandinavia, sólo los trabajadores no manuales mantienen todavía varios sindicatos independientes; en cambio, en Italia se ha adoptado en gran medida el modelo alemán de un sindicato por sector. En Francia, por el contrario, todavía se encuentran restos notables de divisiones políticas y partidistas, aunque cada vez más neutralizadas por acuerdos de cooperación.

En el Reino Unido, la Transport and General Workers Union ha evolucionado hasta transformarse en una organización gigantesca con afiliados en todas las ramas de la economía y en el sector de los servicios.

Según un informe de la FITIM de 9 de abril de 2001, dos importantes sindicatos británicos del metal -Amalgamated Engineering and Electrical Union y Manufacturing, Science and Finance Union- se han fusionado. Por el contrario, En Japón y Estados Unidos hay todavía varias grandes centrales sindicales en el sector de las industrias técnicas, por ejemplo. Aunque todas pertenecen a una misma federación (Rengo en Japón, AFL-CIO en Estados Unidos), la fusión entre ellas parece todavía muy remota.

No obstante, y dada la actual tendencia hacia la globalización y el transnacionalismo, cabe esperar que estos elementos "descarriados" del movimiento sindical se vean en un futuro próximo sometidos a presiones económicas suficientes para que no hagan oídos sordos a la llamada de las asociaciones sindicales internacionales en favor de una mayor eficacia y de más fusiones. Sólo entonces podrá el movimiento afirmar que ha dado con una forma de organización capaz de igualar el poder del capital transnacional.

La reconversión por parte de los trabajadores es, por supuesto, sólo la condición estructural necesaria para lograr una representación satisfactoria de sus intereses; una condición necesaria, pero no suficiente por sí sola para la representación sindical eficaz. Debe combinarse con una estrategia política bien asentada científicamente en correspondencia con la nueva situación social y económica y centrada en los antiguos ideales de libertad, igualdad y fraternidad.

- Werner Thoennesen

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