83a reunion de la Conferencia International del Trabajo.
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Trabajadores a domicilio: Primeras normas
internacionales de protección global
Ocho millones de norteamericanos, un millón de japoneses y al menos 2,1 millones de europeos pueden clasificarse como trabajadores a domicilio, según un informe de la OIT(1). En muchos otros países, el fenómeno está incluso más generalizado: por ejemplo, seis millones de filipinos y el 20 % de la población de Java Central (Indonesia) están ocupados en régimen de trabajo a domicilio. Muchos latinoamericanos trabajan también desde el hogar, especialmente en el sector de la confección, y esta práctica también parece generalizada en Africa.
En términos generales, a los trabajadores a domicilio se les paga a destajo y pueden ganar hasta dos tercios menos que los que desarrollan su actividad en locales de la empresa, por un trabajo comparable en términos de cantidad y calidad. No está regulado el número de horas que trabajan y pocas veces tienen la misma protección social de que disfrutan los que realizan el mismo trabajo en locales de la empresa. Según se afirma en el informe, "el exceso de trabajo, a su vez, desgasta la salud y perjudica la calidad de vida en general". Las mujeres constituyen la gran mayoría de los trabajadores a domicilio (hasta el 95 %) y el trabajo infantil va unido en muchos casos a este tipo de trabajo.
Los delegados a la 83a Conferencia Internacional del Trabajo estuvieron de acuerdo, sin embargo, en que el trabajo a domicilio puede ser fuente de sustanciales beneficios para los empleadores, los trabajadores y las economías de cada país. Para muchos trabajadores, y sobre todo para las mujeres, el trabajo a domicilio constituye una oportunidad de obtener ingresos sin dejar de atender las labores del hogar. Para algunos trabajadores de categorías profesionales, el trabajo a domicilio puede ser incluso una opción primordial.
Con objeto de ayudar a los países a mejorar su legislación y sus prácticas en este sector, la 83a reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, celebrada del 4 al 20 de junio en Ginebra, adoptó los primeros instrumentos internacionales -un convenio y una recomendación de la OIT- que prevén una protección global de los trabajadores a domicilio(2).
Notas:
(1) Trabajo a domicilio, Informe para la 82a reunión (1995) de la Conferencia Internacional del Trabajo, Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra, 1994. ISBN 92-2-109417-0; ISSN 0074-6681.
(2) Resultados de la votación sobre el Convenio: a favor - 246 votos; en contra - 14; abstenciones - 152. (La mayor parte de los delegados empleadores se abstuvieron). Resultados de la votación sobre la recomendación: a favor - 303 votos; en contra - 4; abstenciones - 111. (Muchos de los delegados empleadores se abstuvieron).
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El Presidente Jacques Chirac en la Conferencia
La economía debe servir a la gente
"Para que la mundialización sea un éxito que beneficie a todos... hay que lograr que la economía sirva a la gente", dijo el Presidente francés Jacques Chirac en un discurso pronunciado el 11 de junio en una sesión especial de la Conferencia. A continuación se ofrecen algunos fragmentos de su discurso.
"Ahora bien, no podemos sino reconocer que este proceso de mundialización tiene también su lado negativo. En los países industrializados, impone una reestructuración rápida, y en consecuencia dolorosa, que tiene efectos adversos sobre la situación del empleo. Mientras tanto, en los países más pobres tiende a generar un aumento de la desigualdad. Y agrava el riesgo de marginación de determinadas partes del mundo.
Por consiguiente, debemos aprender a controlar mejor ese proceso de mundialización...
En primer lugar, hay que crear las condiciones que propicien un crecimiento sostenible y generador de empleo. Debemos aprovechar al máximo todas las posibilidades que ponen a nuestro alcance las nuevas tecnologías y, en especial, las tecnologías de la información... Asimismo, debemos desarrollar el sector de los servicios y definir nuevas formas de organización del trabajo.
Hemos de aprender a sustituir el concepto de "puesto de trabajo para toda la vida" por el de "capacitación para el empleo". Porque detrás de esta torpe expresión subyace de hecho un nuevo enfoque de la organización de nuestra sociedad: corresponde a gobiernos, empresarios y sindicatos concebir juntos formas de facilitar la movilidad de los trabajadores de un puesto de trabajo a otro, a lo largo de su vida laboral, y garantizarles una formación adecuada al mismo tiempo que conservan su protección social.
Sin embargo, debemos esforzarnos también por impedir la exclusión de los trabajadores poco cualificados y luchar contra ella, reduciendo los costes indirectos del trabajo cuando éstos carguen indebidamente el coste de la mano de obra no cualificada. Necesitamos políticas activas que ayuden a los grupos sociales más vulnerables a reincorporarse al trabajo, ajustando nuestros sistemas fiscal y de protección social de modo que "trabajar resulte rentable".
Para que la mundialización sea un éxito, debemos mantenernos fieles a los modelos culturales que nuestra historia nos ha legado y a nuestro concepto de la humanidad. Esta convicción explica mi profunda adhesión al modelo social europeo, basado en la idea de la asistencia como protección de las personas frente a las vicisitudes de la vida; basado en una tradición de diálogo social y negociación colectiva, y en la función del Estado como guardián y garante de la cohesión nacional...
Nuestra ambición debe ser mantener un nivel lo bastante elevado de ayuda oficial al desarrollo y potenciar su eficacia reformando las instituciones internacionales competentes. Sin embargo, esta nueva colaboración implica también que es necesario que los países en desarrollo apliquen las políticas adecuadas...
En la Cumbre Mundial de Copenhague se destacaron el papel y los conocimientos prácticos de la OIT. Se pidió a todos los Estados que ratificaran y aplicaran las normas fundamentales establecidas por su organización, y se le confió la tarea de participar en la aplicación del programa de acción de la Cumbre en el área del empleo y el desarrollo social.
Convencido de la importancia de la OIT para abordar los aspectos sociales de la mundialización, insistí en que la OIT debe participar plenamente, al igual que la OCDE, en la preparación y el seguimiento de la Conferencia sobre Empleo organizada por el G7 en Lille...
Cómo dejar de (referirnos a) la dimensión social del comercio internacional? La OIT puede enorgullecerse de ser el primer foro mundial que emprende un debate constructivo sobre este tema, a pesar de la hostilidad de algunos, las esperanzas tal vez exageradas de otros, y la aprensión de muchos...
Francia cree que debemos encontrar la forma de vincular el respeto a la dimensión social, como se expresa en las normas fundamentales a las que acabo de referirme, y la liberalización del comercio internacional.
Me gustaría que esta cuestión se incluya en el orden del día de la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio, que tendrá lugar en Singapur...
Si queremos superar la oposición que actualmente enfrenta las dimensiones económica y social, si queremos restituir a las personas en el centro del desarrollo de nuestras sociedades, no cabe duda de que debemos confiar en la Organización Internacional del Trabajo y, ante todo, apoyarla sin reservas.
En el futuro, como hasta ahora, Francia estará a su lado".
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Aspectos destacados de la Conferencia 1996
En primer plano
* Saif Ali Al-Jarwan, Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales de los Emiratos Arabes Unidos, fue elegido Presidente de la 83 reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo.
* El Consejo de Administración de la OIT eligió a Jorge Arrate Mac Niven, Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales de Chile, Presidente de su período de sesiones 1996-1997. El Sr. William Brett (Reino Unido) fue reelegido Vicepresidente de los trabajadores y el Sr. Jean-Jacques Oechslin (Francia), Vicepresidente de los empresarios.
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Comisión de las Políticas de Empleo
La Comisión de las Políticas de Empleo suscribió el principio del pleno empleo y recalcó que "lograr el pleno empleo productivo y libremente elegido, mediante un crecimiento económico más alto y sostenido, debería seguir siendo una meta fundamental de las políticas económicas, sociales y de empleo, de los gobiernos, organizaciones de empleadores y organizaciones de trabajadores a medida que éstos se van adaptando a la rápida evolución del mercado mundial".
"El pleno empleo sigue siendo una meta alcanzable, a pesar de las inquietudes que causa la posible supresión de puestos de trabajo por la rápida evolución técnica y la competencia internacional exacerbada", según convinieron los miembros de la Comisión, quienes añadieron que "por consiguiente, es imperativo concretar en realidades los posibles beneficios de la rápida evolución técnica y de la mundialización y distribuir esos beneficios".
La Comisión insistió en la importancia de establecer "un entorno económico que incite claramente a las empresas a invertir y a crear puestos de trabajo". Sus miembros estuvieron también de acuerdo en que el logro del pleno empleo requiere políticas e instituciones sociales que promuevan la participación de los trabajadores y la negociación colectiva. Entre los factores que pueden configurar un entorno propicio al empleo, la Comisión señaló "la estabilidad económica y financiera, y la ausencia de una inflación excesiva de precios o de bruscas fluctuaciones de los tipos de cambio". Otros factores son un marco jurídico e institucional que garantice el disfrute de los derechos humanos, incluida la libertad sindical, de los derechos de propiedad y el cumplimiento de los contratos. Toda definición del pleno empleo debe tomar en cuenta los cambios estructurales que determinan nuevas formas de empleo, incluidas nuevas formas de empleo flexible, los que suponen una mayor rotación de los trabajadores en distintos puestos de trabajo y una tendencia hacia jornadas de trabajo más breves y flexibles.
La Comisión pidió un reforzamiento de la "seguridad en el empleo" mediante la oferta de "mayores posibilidades de formación, readaptación profesional, formación continua y perfeccionamiento, adecuadas a las exigencias de los nuevos mercados laborales".
Se instó a la OIT a colaborar con sus mandantes y con las instituciones financieras de Bretton Woods a fin de examinar:
* las repercusiones de la liberalización del comercio y las finanzas en el volumen y la calidad del empleo;
* las modalidades apropiadas de apoyo gubernamental al desarrollo de la infraestructura y la formación;
* las formas de apoyo al desarrollo de las pequeñas y las medianas empresas;
* la creación de instituciones y la formulación de reglamentos del mercado laboral que permitan cumplir mejor los dos imperativos inseparables de un mayor aumento del empleo y competitividad.
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Instrumentos sobre trabajo a domicilio
La Conferencia adoptó un convenio y una recomendación acerca del trabajo a domicilio: se trata de los primeros instrumentos internacionales que garantizan una protección global a esta categoría de la población activa en constante aumento, pero a menudo ignorada. El Convenio:
* obligará a los Estados que lo ratifiquen a "adoptar, aplicar y revisar periódicamente una política nacional en materia de trabajo a domicilio destinada a mejorar la situación de los trabajadores a domicilio";
* insta a los países que lo ratifiquen a formular las políticas nacionales sobre los trabajadores a domicilio en consulta con las organizaciones de empleadores y de trabajadores y con otras organizaciones que se ocupen de esta categoría de trabajadores;
* garantiza que la política nacional deberá "promover la igualdad de trato entre los trabajadores a domicilio y los otros trabajadores asalariados" en materias como el derecho de sindicación, la protección contra la discriminación, la remuneración, la seguridad y la salud en el trabajo, la seguridad social, la protección de la maternidad y la formación profesional.
Los delegados a la conferencia estuvieron de acuerdo en que el trabajo a domicilio puede ser fuente de sustanciales beneficios para los empleadores, los trabajadores y las economías de cada país. Incrementa la flexibilidad del mercado de trabajo, alcanza a las zonas rurales y colma lagunas de empleo, al mismo tiempo que puede ofrecer una alternativa de empleo válida para las personas que se encuentran obligadas a quedarse en casa. Para algunos trabajadores de categorías profesionales, el trabajo a domicilio puede ser incluso una opción primordial.
Sin embargo, es una modalidad laboral que en lo fundamental escapa a los controles administrativos. Tanto en los países en desarrollo como en los países industrializados se registra un aumento sostenido del número de trabajadores a domicilio mal remunerados y con frecuencia no declarados. Las mujeres constituyen la aplastante mayoría de esta categoría laboral (cerca de 95 %), y el trabajo infantil suele ser frecuente en ella. El Convenio adoptado por la OIT invita también a los gobiernos a incluir a los trabajadores a domicilio en las estadísticas laborales y en la esfera de competencia de los sistemas de inspección del trabajo.
El Convenio sobre el trabajo a domicilio está complementado por una recomendación que contiene disposiciones concretas, aprobadas internacionalmente, destinadas a servir de directrices para la aplicación de las respectivas políticas nacionales en materia de trabajo a domicilio. La recomendación estipula en particular que se ha de favorecer la igualdad de trato y el registro de los trabajadores a domicilio. La recopilación de datos acerca de estos trabajadores y de sus empleadores debería servir para fundamentar la formulación de las políticas nacionales en la materia. Por último, se invita a los Estados Miembros a promover y respaldar programas de asistencia directa a los trabajadores a domicilio. En la recomendación se enumera una amplia lista de tales programas, que abarcan diversos medios para mejorar la situación social y económica de estos trabajadores.
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