La lucha contra la pobreza: No todo se ha perdido. Parece que no todo se ha perdido en la lucha contra la pobreza.

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Se puede llegar a esta conclusión, aunque con toda reserva, sobre la base de la evolución, no sólo de los países asiáticos en desarrollo, sino también de algunos países de América Latina y Africa. Aparte de que el éxito logrado por los países del Asia Oriental y Sudoriental - y también por algunas naciones del Asia Meridional - en el esfuerzo por aliviar la pobreza es ampliamente conocido, un examen somero de los datos correspondientes a los países latinoamericanos y africanos permite, al menos, abrigar alguna esperanza. Por supuesto, es preciso matizar esta afirmación en virtud de las dudas proyectadas por una información extremadamente fragmentaria y dispersa, ante todo en relación con Africa. Ciertamente, no estaría de más recordar en este punto la conveniencia de que la lucha contra la pobreza vaya de la mano con un esfuerzo firme y sistemático por generar periódicamente datos contrastables y significativos sobre la incidencia de la pobreza, con el objeto de poder cuantificar de modo fiable las victorias y derrotas en esta lucha.

En América Latina, resulta evidente que Chile ha tenido éxito en la reducción de los niveles de pobreza, tanto en las áreas rurales como en las urbanas, durante la segunda mitad del decenio de 1980 y principios del actual. También Colombia logró éxitos en el decenio de 1980, especialmente en el medio rural. Del mismo modo, en Venezuela la situación ha experimentado una cierta mejoría a partir de 1989. Por supuesto, en otros países (por ejemplo, Uruguay, Panamá, Brasil y Argentina) el nivel de pobreza ha aumentado o ha permanecido invariable.

Al igual que en América Latina, en algunos países del Africa subsahariana se observan señales de mejoría de la situación de pobreza. En Ghana, por ejemplo, el nivel de pobreza rural se redujo entre 1984 y 1986, y el de la pobreza urbana registró una sensible mejoría entre 1981 y 1991. En Kenya, la pobreza experimentó una ligera disminución en las zonas rurales entre 1982 y 1992, si bien se incrementó en las zonas urbanas. Es de subrayar que en la mayoría de los países africanos se aplican unas "líneas de pobreza" nacionales que se traducen en estimaciones de los niveles de pobreza sensiblemente inferiores a las estimaciones obtenidas aplicando los umbrales de uso general. Es igualmente digno de destacar que la escasez de datos es mucho más acusada en los países del Africa subsahariana que en otras regiones en desarrollo.

Como es bien conocido, la mayoría de los países del Este y el Sudeste asiático han logrado un éxito considerable en aliviar la pobreza, aunque en grado variable de un país a otro. Mientras que en China, Indonesia, Malasia y Tailandia los éxitos han sido mayores, el ritmo de disminución de la pobreza ha sido menor en Filipinas. En el Asia Meridional, la India y Pakistán han logrado superar el círculo vicioso de la pobreza. En Bangladesh, la tendencia a la disminución de la pobreza que se observó durante algunos años del decenio de 1980 no ha logrado mantenerse. También la evolución de Nepal y Sri Lanka es decepcionante.

La preocupación de la OIT por la pobreza se remonta, por lo menos, a 1944, cuando se proclamó en la Declaración relativa a los fines y objetivos de la Organización Internacional del Trabajo (Declaración de Filadelfia) que "la pobreza en cualquier parte constituye un peligro para la prosperidad en todas partes", confiriendo de este modo a la OIT un mandato expreso de luchar contra la pobreza en el mundo. Los diversos medios de actuación de la OIT se han dedicado a promover una estrategia amplia de desarrollo orientada al empleo, que se considera el medio más adecuado para combatir la pobreza y crear las condiciones necesarias para un crecimiento económico acelerado, basado en la justicia social y en la dignidad humana. En las actividades que la OIT desarrolla actualmente en este campo se hace hincapié en brindar a los Estados miembros una asistencia destinada a mitigar los efectos sociales negativos que las políticas de ajuste surten en la población menos favorecida y a impregnar estas políticas de unos objetivos sociales. Se concede la máxima prioridad a las políticas destinadas a crear empleo productivo generador de ingresos y a mejorar la subsistencia de las personas excluidas del proceso de desarrollo.

Si bien la actividad desarrollada por la OIT como corolario de la Cumbre Social de Copenhague se centra en mayor medida en las cuestiones del empleo, la labor global de la Organización continúa reflejando un profundo interés por aliviar la pobreza. En la Cumbre Social se hizo especial hincapié en la necesidad de reforzar la capacidad de los países y organizaciones internacionales para supervisar el progreso logrado en la lucha contra la pobreza. Un paso en esta dirección - y una de las contribuciones de la Organización al éxito del Año Internacional para la Erradicación de la Pobreza - ha sido la publicación por la OIT de una monografía con datos sobre la pobreza y la distribución de la renta. Este resumen de la evolución de la pobreza se basa en datos reproducidos en la monografía de la OIT.

(*) Estadísticas sobre pobreza y distribución de ingresos. Un compendio de datos de la OIT. Una contribución de la OIT al Año Internacional para la Erradicación de la Pobreza. OIT Ginebra, 1996. ASBN 92-2-109505-3

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