MAIGNAN, Éloi; Del Juramento de Fidelidad que debe el Pueblo, Vasallo del Rey & del Príncipe Soberano, 1604

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Extraído tanto de la Sagrada escritura, como de los escritos del reverendo padre Fulbert, Canciller de Francia, en el reino del rey Roberto. En este discurso se encuentra la diferencia entre el juramento de los hombres piadosos & temerosos de Dios, & el pretendido juramento de los faciosos & perturbadores de la tranquilidad pública en estos últimos tiempos, París, Françoy Huey, Segunda edición.

[2] Sire, llevo hasta los pies de vuestra regia majestad esta pequeña obra con el fin de que esclarezca los ojos de vuestros súbditos, a los cuales muestro con este discurso el reconocimiento que deben teneros y cuán obligados están a la bondad, grandeza y prosperi-

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dad de vuestra majestad, debido al juramento que han hecho ya sea como vasallos naturales, ya sea, aun más estrechamente, por haberse comprometido a través de los oficios, honores y cargos [2 bis] que tienen en vuestra corona. Los sucesos acaecidos que han tomado cuerpo hace poco, me han hecho advertir que los envidiosos de vuestra grandeza real y enemigos de esta monarquía han inventado, artificiosa y malévolamente, una especie de jura-mento detestable en su forma y reprobado por su objeto, con el que tratan de extenderse por las conciencias débiles que se dejan llevar a la infidelidad.

[13] De la ignorancia de aquellos que han rechazado el juramento fuera de la sociedad humana & de las verdaderas circunstancias requeridas por los sabios para los juramentos.

[17] El juramento se hace con juicio cuando, asistido de discrecionalidad y acompañado de una larga meditación sin que medie temeridad ni precipitación, se jura con la invocación del nombre del creador, proponiéndose a la cara los mandamientos de lo [18] eterno.

[53] Siendo así uno de los elementos más espinosos de todos los casos de conciencia, [...] [54] [se ofrecen] estas dos máximas generales. La primera es:

Todo juramento legítimo obliga en conciencia.

La segunda es:

El juramento no es mayor ni menor por añadidura de ceremonias exteriores.

Para aclarar el primer punto de la primera máxima, [54] puesto que el hombre es un animal sociable por naturaleza según la sentencia del filósofo, que tiene una necesidad mutua de socorro y ayuda de su semejante [...], ¿quién no ve que la fe y la obediencia es un vínculo muy necesario para la conservación de esta pobre criatura, en mutuo socorro unos de otros?

[54 bis] Si alguien alega que el juramento realizado por la interposición de la fe en los tratos y acuerdos, debe...