Guerra y paz (el palo y la zanahoria) en la nueva estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos de marzo de 2006

AuthorRomualdo Bermejo García
Pages274-580

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La nueva Estrategia de Seguridad Nacional (ESN) de los Estados Unidos de América, publicada el 6 de marzo de 2006 (Cfr. http://usinfo.state.gov), no ha suscitado las duras reacciones que suscitó la anterior de 2002, sin que se pueda detectar entre una y otra grandes divergencias de fondo. Quizás se deba esto a que muchos países han ido reconociendo a la luz de determinadas experiencias que las nuevas amenazas requieren nuevas respuestas, lo que trae consigo nuevas reflexiones que llevan a reconsiderar el alcance que hasta ahora se daba a determinadas normas. Y es que, desde el 20 de septiembre de 2002, fecha en la que se publicó la primera Estrategia de Seguridad Nacional, muchos acontecimientos han salpicado el plácido o convulso mundo de las relaciones internacionales, entre ellos la criticada guerra de Iraq, pero también las matanzas de Darfur (Sobre Darfur, cfr. Decaux, E., «La crise du Darfour. Chronique d'un génocide annoncé», AFDI, 2004, pp. 731-754. Ver también Cervell Hortal, M.ª J., «Darfur, otra crisis olvidada», R.E.D.I., 2004, pp. 1046-1051; y nuestro trabajo, realizado en colaboración con la Profesora Pilar Pozo Serrano: «El conflicto de Darfur o la pasividad de la comunidad internacional», Tiempo de Paz, primavera 2006, en prensa). Y es que, aunque haya habido en este último caso muchas más víctimas que en Iraq, reconocidas incluso por las propias Naciones Unidas, los críticos del sistema, es decir aquellos que reivindican a bombo y platillo un mundo más justo, pacífico y equitativo, parecen mirar hacia otro lado y dormir el sueño de los justos. ¿Será porque en este caso los que matan sin piedad no son occidentales ni cristianos? ¿O es que se trata pura y simplemente de que no quieren que se derrumben los regímenes tiránicos que hacen de su lucha una guerra contra las libertades? Vivimos en un mundo de paradojas y, obviamente, ésta es una, ya que los masacrados de Darfur no han tenido el honor de desaparecer de este mundo en medio de unas voces que reivindiquen la injusticia de esas muertes, muertes que son el resultado de un sistema político tiránico en el que todo vale, incluyendo la muerte y persecución de los infieles.

De todo esto habla la ESN de marzo de 2006, de Darfur y de Iraq, pero también de otras muchas cosas más que interesan a la seguridad de los Estados Unidos, ya que precisamente ha sido redactada por Stephen Hadley, asesor de Seguridad Nacional, y su equipo en el Consejo de Seguridad Nacional. Y es que la «Guerra» y la «Paz» se encuentran en muchos aspectos interrelacionadas en esta Estrategia, algo por otro lado bastante lógico si se piensa que después del 11-S los Estados Unidos han lanzado al mundo dos retos importantes: la lucha contra el terrorismo y la lucha por la democracia y la libertad. No se trata en estas breves páginas de analizar al detalle la complejidad de todas las cuestiones que allí se mencionan, sino sólo de extraer algunas consecuencias de lo que piensa en materia de política exterior la primera potencia mundial. Y es que no estamos ante un instrumento jurídico, sino político, que va a servir de guía a los Estados Unidos a la hora de hacer frente a los retos que la comunidad internacional tiene planteados. Desde esta perspectiva, no es extraño que el primer punto que trata la ESN es enumerar los pasos más importantes que deben dar los Estados Unidos con el fin de terminar de una vez por todas con la tiranía en este mundo. Para ello, los Estados Unidos deben centrarse en adoptar las medidas siguientes: promover las aspiraciones por la dignidad humana; reforzar las alianzas para derrotar al terrorismo global y trabajar para prevenir ataques contra nosotros y nuestros amigos; trabajar con otros para desactivar conflictos regionales; evitar que nuestros enemigos nos amenacen a nosotros y a nuestros aliados con armas de destrucción masiva; alumbrar una nueva era de crecimiento económico global a través de la liberación de los mercados y del comercio; ampliar el círculo de desarrollo mediante la creación de sociedades abiertas y de infraestructura democrática; desarrollar agendas de acción cooperati- Page 575 va con otras principales instituciones de poder global; transformar las instituciones de seguridad nacional estadounidenses para resolver los retos y las oportunidades del siglo xxi; y aprovechar las oportunidades y hacer frente a los desafíos de la globalización (p. 1).

Conviene apuntar que el tenor literal de estas medidas coincide, excepto la última, con las que ya figuraban en la ESN de 2002. Y es que, quizás para sorpresa de algunos, la ESN de 2006 no modifica sustancialmente las premisas de las que partía la de 2002 (a este respecto, cfr. De Castro Ruano, J. L., «La relación transatlántica UE-EEUU: un debilitamiento estructural», en López-Jacoiste Díaz, E. (Coord.), Seguridad y Defensa en Europa, Pamplona, Eunsa, 2006, en prensa; y Kern, S., «Where are the Neo-Cons?», ARI, 42/2006, p. 2). Desde este prisma, no hay que olvidar que ambas Estrategias se han adoptado con el Presidente Bush, reelegido en noviembre de 2004 contra el deseo de muchos europeos (políticos, artistas, intelectuales de primer y segundo nivel, etc.), convirtiéndose así en el primer Presidente republicano en ser reelegido con mayoría en el Congreso y en el Senado desde hace más de cien años (Cfr. Kern, S., «¿Por qué sigue importando el Presidente Bush?», ARI, Real Instituto Elcano, núm. 29, febrero de 2006, pp. 4-9). La guerra de Iraq no se lo he llevado pues por delante como muchos auguraban.

  1. La Guerra en la ESN de 2006. La ESN, objeto de estos comentarios, está precedida de una carta del Presidente Bush en la que no deja lugar a dudas a la hora de calificar el momento en la que este instrumento se adopta, al señalar lo siguiente: «América está en guerra. Esta es una estrategia de seguridad nacional para tiempos de guerra, necesaria por el gran desafío al que nos enfrentamos, el auge del terrorismo impulsado por una ideología agresiva de odio y muerte, revelada plenamente a los americanos el 11 de septiembre de 2001. Esta estrategia refleja nuestra obligación más solemne: proteger la seguridad del pueblo americano» (pár. primero). Pero el Presidente Bush no sólo se queda en constatar esta situación, sino que además ya plantea la reacción que su país está dispuesto a adoptar para hacer frente a los retos que tiene la comunidad internacional, al declarar que «combatiremos a nuestros enemigos fuera en vez de esperar que ellos lo hagan en nuestro país». Dicho de otra forma, hay que combatir al enemigo en...

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