Algunas notas sobre las prácticas de encierro e institucionalización en el sistema penal de la presente sociedad excluyente

AuthorNatalia Castro y Gabriel Bombini
Pages419-428

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1. Palabras iniciales y un punto de partida

Cuando por el año 1996 decidimos emprender un viaje de estudios hacia España, debimos recorrer previamente aquello que en nuestro medio había publicado a la fecha quien resultaría el director del curso al que asistiríamos.

Innumerables trabajos y temarios tuvimos entonces que transitar: aspectos vinculados al problema de la recaída en el delito y la realidad carcelaria y sus políticas de gestión (vgr. por todos Bergalli, 1976, 1980, 1982, 1986a, 1990, 1991, 1992b), aspectos del difícil entramado del aparato judicial, su historia y su proyección en el marco de la incipiente democracia de los años ochenta en nuestra latitud (vgr. por todos, Bergalli, 1984) y frondosos vocabularios vinculados al problema de los pensamientos criminológicos, sus aristas ideológicas y el conflictivo ítem del concepto del control social (vgr. por todos, Bergalli, 1983a y b, 1985, 1986b, 1989, 1990, 1992a, 1993).

Con respecto a este último punto, nos llamó particularmente la atención aquella propuesta de recuperar la estructura analítica de la sociología del derecho para encapsular los procesos de criminalización en dos sub-procesos o etapas: la de creación de las normas y la de su efectiva aplicación.

Por aquel momento la criminología latinoamericana que se auto-denominaba crítica, se veía fuertemente influida por una aspiración de corte profundamente político de reforma de unos sistemas sociales a los cuales eran pertinentes unas agencias penales extraordinariamente violentas, y que por ende recreaban una y otra vez deseos de cómo la criminología debía ser para ser crítica y cuál era el papel del criminólogo (Sozzo, 2001), sumiendo a la actividad criminológica en la reiteración de críticas al sistema social en su conjunto adecuando vocabularios provenientes de otro contexto, bajo la forma predominante del ensayo (de calidad por demás variada), y evidenciando una reticencia al emprendimiento del estudio empírico harto llamativa y señalada por las escasas excepciones.

En aquel entonces, intuitivamente al observar cotidianamente diversas problemáticas que hacían al funcionamiento del sistema penal, tratábamos de comenzar a adoptar formatos teóricos que sirvieran para una comprensión más acabada de esa realidad, que evidenciaba fundamentalmente violencia sobre los sectores más empobrecidos de la población, violencia que no sólo resultaba individual sino que cobraba indudablemente tintes estructurales (Bergalli, 1996).

Al arribo a Barcelona, la profundización de estas incipientes aspiraciones de recientes egresados de la Facultad de Derecho de Mar del Plata fueron absolutamente satisfechas de la mano de Roberto Bergalli y su equipo de trabajo en el Master "Sistema Penal

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y Problemas Sociales". Allí, de manifiesto en sus contenidos esa propuesta por una sociología del control penal, enriqueció de modo inusitado en nuestra estancia, aquellos modos de mirar y leer una compleja realidad como la que nos toca en suerte.

Pero igualmente, a través suyo y de otras influyentes personalidades -entre la que queremos destacar la de Iñaki Rivera- que nos sirvieron de ejemplo, fijaron guías para saber disfrutar del trabajo académico, pero más importante aún, de delinear modos de transitar también la vida cotidiana y ser fiel a convicciones propias en distintos órdenes.

Algo distante y exigente en el trato conforme a su personalidad provocadora; franco, hospitalario y cálido en sus acciones conforme a su ejemplo de trabajo y vida que no hace falta reseñar en estas palabras, sin duda, ha sido una parte sumamente influyente de nuestra aventura de vida que hemos emprendido hace unos cuantos años ya.

De allí surgieron, también, algunas de las ideas que resumidamente aportaremos con cargo sólo para Bergalli en aquello que -directa, de su obra o de su palabra, o indirectamente, de los trabajos que nos ha facilitado o a través de quienes integran el citado Master bajo su dirección- pudimos aprender; y con cargo propio por aquellos errores u omisiones que seguramente se hallarán en cuanto sintetizaremos a continuación.

2. El presente de una sociedad excluyente y su sistema penal

Sin perjuicio de ello, es oportuno destacar, que a esa sociología del control penal como campo de convergencia de los aportes de la criminología crítica y de la sociología del derecho, en su presentación al castellano de la monumental obra de Jock Young The exclusive society, Bergalli (2003) adicionó algunos aspecto de relieve y trascendencia en orden a sus definiciones epistemológicas básicas.

En efecto, afirma Bergalli (2003) al realizar una valoración global de la obra que: "...la exclusión social se convierte en el fundamento de un conocimiento criminológico que reconoce en los aspectos estructural-económicos de toda sociedad los límites de cualquier investigación que pretenda explicar lo relativo a la génesis del delito y de su control, objetos de aquél conocimiento. De tales maneras, este tipo de investigación se aparta de los métodos aplicados por la criminología tradicional y debe recurrir a los más variados de la sociología, la economía política y la teoría del Estado. Así se configura el nuevo paradigma que introduce Jock Young en el pensamiento para las sociedades del tercer milenio..."

Young analiza el tránsito de una sociedad de inclusión a otra de exclusión que ubica temporalmente desde la Golden Age hasta la crisis de los años 70’ en adelante (de la modernidad a la modernidad tardía), desde un mundo cuyo acento estaba en la asimilación y la incorporación hasta uno que separa y excluye.

Afirma que es un mundo donde las fuerzas del mercado que transformaron las esferas de producción y consumo, han desafiado nuestras nociones de seguridad material y valores no cuestionados, que han sido reemplazados por un mundo de riesgo e incertidumbre, de opciones individuales y pluralismo; de una precariedad profundamente arraigada, tanto económica como ontológicamente.

Una combinación de inseguridad progresiva más demandas crecientes.

Las fuerzas del mercado han hecho que nuestra identidad sea precaria, nuestro futuro poco seguro, generado un aumento constante de nuestras expectativas como ciudadanos, un profundo sentido de reivindicaciones frustradas y deseos no cumplidos.

En fin, trata de explicar los cambios dramáticos que tuvieron lugar en los niveles del delito y en la naturaleza de la desviación y el desorden a consecuencia de los cam-

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bios materiales que ocurrieron tanto dentro de la esfera de la producción y el consumo (transición del fordismo al post-fordismo).

Agrega que a la Golden Age -caracterizado como aquel período era en que prima-ba la inclusión, la riqueza, la aceptación-; sigue una revolución cultural en los últimos años 60’ y 70’ con el aumento del individualismo, de la diversidad y de una vasta deconstrucción a gran escala de los valores aceptados. Un mundo que aparentaba ser seguro fue reemplazado por otro en el que imperaba el pluralismo, el debate, la controversia y la ambigüedad.

La Edad de Oro era una época en la cual los dos sectores gemelos de la sociedad: el trabajo y la familia encajaban juntos como un sueño funcionalista: el sitio de la producción y el sitio del consumo, como una dualidad keynesiana de suministro y demanda, ambos dependientes el uno del otro, pero subrayada por una aceptada división de trabajo entre los sexos y todo profundamente asegurado por la siempre creciente garantía de riqueza.

Pero, afirma el autor que a la revolución cultural del individualismo le siguió una crisis económica que ha reestructurado el mercado laboral del mundo industrial avanzado.

Con lucidez señala que "...El problema está en la contradicción fundamental de la democracia-liberal, es decir, entre un sistema que se legitima en cuanto a igualdad de oportunidades y recompensas por méritos, pero que a su vez no es igual y enormemente no meritocrático en su estructura. En los EE.UU., por ej. el 1 x 100 de los individuos son dueños de un tercio de la riqueza y a grandes sectores de la población se les niega el acceso al mercado de trabajo primario. Esta es una situación totalmente criminógena que genera la posibilidad de encarcelamientos masivos. El aumento actual en la población carcelaria sigue creciendo sobre la base del incremento crónico del delito que tuvo lugar...

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