La difusa responsabilidad sobre el desarrollo sostenible en la Unión Europea y América Latina

AuthorAda Lattuca
ProfessionProfesora de la Facultad de Derecho e Investigadora del Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Rosario.
Pages633-649

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Tendremos que arrepentimos en esta generación, no tanto de las malas acciones de la gente perversa, sino del pavoroso silencio de la gente buena. Martin Luther King

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En la Conferencia realizada en Estocolmo sobre Medio Ambiente (1987) se aprobó el Informe de la Comisión Mundial de Ambiente y Desarrollo conteniendo la primera definición sobre desarrollo sustentable que expresaba: "Desarrollo sustentable es aquel desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades"1.

Pero a poco que nos fijemos en ella tenemos la evidencia, dolorosa por cierto, que los compromisos que manifiestamente se refieren al segundo elemento de esta descripción -en cuanto a los compromisos intergeneracionales e intrageneracionales- están todavía en estado de preocupante irresolución, y también de nefasto agravamiento. Ocurre, que más allá de las definiciones producidas en los estudios académicos, proyectos económicos, programas y planes de gobierno, se tiene la percepción que aún no es un concepto acabado y que además no puede ser conmensurado en todos los factores que están involucrados en el logro de dicho desarrollo. Y ello, tiene relevancia en especial en la calidad de vida de los seres humanos.

Es que resulta harto difícil medirlo en el contexto en que se ha definido, es decir con indicadores en el presente -intrageneracional- y aquellos que serían aplicables desde hoy hacia las generaciones futuras -intergeneracional-2. De la definición del desarrollo sostenible emergen dos reflexiones: ¿cómo es posible garantizar las necesidades del presente? Y, si no tenemos la fórmula para dicha garantía, ¿cómo encontrar un mecanismo adecuado para asegurar la satisfacción de las generaciones futuras sin comprometer la nuestra y arriesgar la suya propia? Aquí, estriba el dilema de una definición que, sin duda, no tenía el objetivo de ser una utopía, sino el de ser una exigencia a las condiciones actuales ecológicas y sociales que están pre-Page 636sentes y que se han radicalizado por efecto de los estilos de desarrollo manifiestos en el mundo.

Ello lleva a pensar que no encontramos, dentro de las innumerables propuestas que se han diseñado modos integrales y totalizadores, para atender y solucionar un amplio abanico de problemas que padece la humanidad. Ni tampoco hemos hallado la fórmula adecuada para mantener en buenas condiciones los recursos naturales de modo tal que nos otorgue cuotas de confianza en esta generación para transferir nuevos mecanismos capaces de salvaguardar los recursos naturales en cantidad y calidad aceptable para las generaciones futuras. Generalmente se expresa, que la satisfacción de las necesidades del futuro depende de cuanto equilibrio se logre entre los objetivos -o necesidades- sociales, económicas y ambientales en las decisiones que se toman en la actualidad.

Porque urge preguntarnos ¿que necesidades deberemos complacer? ¿Aquellas que son de los pobres o de los ricos? ¿de los obreros o de los industriales? ¿de la población urbana o rural? ¿de una nación o de su vecina? en fin ¿de esta generación o la del porvenir?

Si bien la idea del desarrollo sustentable, nunca dejó de plantearse hay un hecho que aportó una nueva visión a esta problemática. En 1969 con la primera caminata lunar y las fotos que se tomaron de la tierra, se vio por primera vez como es nuestro planeta, y a partir de allí surgieron una serie de reflexiones globales que abrieron cauce para un análisis crítico de las condiciones de calidad de vida y calidad de los recursos naturales. Así, surgió una corriente de especulación sobre "el planeta azul" como se le llamó donde sólo existe la vida, sobre cuál es su capacidad para el desarrollo del género humano actual y futuro.

Las Conferencias, Congresos, Reuniones Científicas, Cumbres y Foros internacionales y mundiales que se sucedieron alertaban sobre los efectos devastadores de una imperfecta y dañina utilización de los recursos naturales y la degradación de los recursos humanos en la obtención de una vida digna. El análisis del libro editado por una entidad privada, el Club de Roma (1972) demostrando los límites del crecimiento debido en gran parte a la relación entre el crecimiento poblacional, el crecimiento económico y el deterioro del ambiente, recibió una serie de críticas que partieron de las naciones más desarrolladas a las cuales se las señalaba como agentes de este proceso.

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El problema central que planteaba el estudio es el de la capacidad del planeta Tierra para hacer frente, más allá del año 2000, a las necesidades y modos de vida de una población siempre creciente. Las naciones industrializadas que consumen la mayor parte de los recursos naturales del mundo en beneficio de una pequeña parte de la población, marchan casi ciegamente hacia niveles de consumo material y desgaste físico que a la larga no podrán mantenerse.

El mensaje de esa obra es muy claro, no se puede crecer indefinidamente, el progreso tiene límites establecidos no por cuestiones tecnológicas sino por cuestiones ecológicas globales. Existe en verdad la insostenibilidad ecológica. Además, el crecimiento y el progreso nunca han sido uniformes para todos los habitantes del planeta, y esta es otra variable adicional que limita el crecimiento; la insostenibilidad social3.

El desarrollo sostenible ha de basarse fundamentalmente en tres pilares: protección del medio ambiente; desarrollo económico y desarrollo social. Los tres deberán estar estrechamente vinculados, se requiere un enfoque equilibrado de los tres componentes. Las políticas económicas acertadas, las instituciones democráticas sólidas, que respondan a las necesidades de los pueblos, y una infraestructura mejorada son la base para un crecimiento económico sostenido. La erradicación de la pobreza y la creación de empleo. La libertad, la paz y la seguridad, la estabilidad interna, el respeto a los derechos humanos, incluso el derecho al desarrollo, el estado de derecho, la igualdad de los sexos, las políticas con miras al mercado y un compromiso general con sociedades justas y democráticas son también esenciales y se refuerzan mutuamente. Desde el punto de vista operativo, cinco de los elementos claves son esenciales para crear una arquitectura interna habilitante que haga posible el desarrollo sostenible: instituciones eficaces; educación; ciencia y tecnología para la adopción de decisiones; acceso a la información; participación de los interesados y pleno acceso a la justicia4.

En 1972 se creó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) destinado a promover las actividades medioambien-Page 638tales y sensibilizar a la opinión pública mundial. Dos décadas después, se celebró la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo conocida también como la Cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro. En la misma, se adoptó el Programa 21, un plan de acción que da a conocer las medidas necesarias para alcanzar un desarrollo sostenible. Más de 1.800 capitales y ciudades de todo el mundo ya lo han aprobado a nivel local.

Al convocarse en Johannesburgo la Segunda Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible (2002), no era ningún secreto, ni siquiera una cuestión que hubiere que debatir, que su avance había sido extremadamente decepcionante desde la Cumbre de la Tierra, ya que la pobreza había aumentado y la degradación del medio ambiente empeorado. Los asistentes declaraban que el mundo deseaba no ya un debate filosófico o político, sino más bien una cumbre de acciones y de resultados. Subrayaron los disertantes que, sobre la utilización de nuevas fuentes de energía propuestas para lograr resultados en el 2010, la Cumbre sufrió el revés de Estados Unidos y sus aliados. En cuanto a la pobreza se refiere5 el compromiso alcanzado en Río por los países desarrollados de aportar el 0,7% de su PBI de ayuda oficial a los países en desarrollo, destinado a sostener el medio ambiente y mejorar la calidad de vida ha ido disminuyendo y ni siquiera se tocó este tema que parece ser tabú6. En conclusión, en Johannesburgo se produjo una auténtica fractura entre la sociedad civil, que exigía de los gobiernos mayor salud para el Planeta, y la pasividad de las delegaciones "poderosas" que no llegaron más allá de las viejas promesas7.

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En la Union Europea

En el marco de la Unión Europea, la compleja temática ha sido y es un componente que ya no puede soslayarse y se menciona en la agenda de los funcionarios, en las declaraciones de sociedades no gubernamentales, en debates, foros y congresos académicos. La Comisión Europea a través de su Presidente fijó, recientemente las tres prioridades de su institución: desarrollo sostenible, ciudadanía europea y el papel de la UE en el mundo.

En la Cumbre de Helsinski (1999) los Jefes de Estado y de Gobierno solicitaron a la Comisión Europea que elevara una propuesta de estrategia europea al Consejo que sería tratada en la reunión de Gotemburgo a realizarse en junio de dicho año. El motivo esencial fue el de demostrar que...

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